EN BICI CON JESÚS

Una actividad muy propia del verano, pero también de cualquier época del año, es montar en bici, pasear en ella, hacer rutas con ella, realizar acrobacias...
Confieso que nunca aprendí a subirme a una bici y mucho menos a hacer algo con ella. El equilibrio y yo no supimos llevarnos bien. Y es una pena porque es algo que me gusta, con lo que disfrutaría mucho y que se ha convertido en una asignatura pendiente de mi vida, como lo de aprender a nadar y tantas otras cosas.

 

 

 

Además también es un gran deporte. Ahora, por ejemplo, está en marcha la Vuelta Ciclista a España 2014. Verla por la tele es una gozada, no sólo por el deporte en sí, sino también por disfrutar de los maravillosos paisajes de nuestro país con vistas increíbles.

 

 

Tanto la actividad de montar en bici como el deporte  del ciclismo se prestan a hacer parábolas al estilo de las de Jesús con las que aprender mucho para nuestras vidas, como personas y como cristianos. Así nos lo demuestra esta reflexión de Fernando Cordero que quiero compartir con ustedes, un poquito retocada.

 

"Las grandes carreras y viajes exigen que se divida el camino en etapas. Si nos fijamos, por ejemplo, en la vuelta ciclista a España, hay diferentes etapas en las que se dan características diferentes, y algunas muy duras, como las que se realizan en la montaña. La vida de las personas es también una larga carrera con varias etapas, cada una con su propia riqueza y exigencia. El camino cambia, el paisaje varía, y el viajero va progresando y madurando. Así es también el camino que nos lleva a Dios, que también tiene sus etapas. En esas etapas recibimos la ayuda de los sacramentos que son los que nos dan fuerza porque en cada uno notamos la presencia de Jesús que es el gran Guía, el "gran ciclista" de la carrera de nuestra vida." 

 

 

Así que muchos nos apuntamos a dar la vuelta de nuestra vida con Jesús, aunque no sepamos guardar el equilibrio, aunque las etapas sean duras y las dificultades muchas... Todo es más llevadero.