Hoy celebramos la fiesta de la Asunción de María. Asunción es igual que Ascensión (=Cambio de estado, llegada a la meta de su ser persona y de identificarse plenamente con Dios), pero aplicado a María.
María es madre de Jesús y madre nuestra, y eso es importante; pero también es persona, mujer... y eso también es importante. Es madre, y una buena madre, pero también está su fiarse de Dios, su respuesta al mensaje de amor de Jesús, su persona, su vida... Todo ello y la manera en que lo hizo es lo que le hace llegar a esta meta.
Y es lo mismo a lo que estamos llamados todos. Llegar a realizarnos plenamente como personas y a identificarnos totalmente con Dios, construyendo su Reino de amor, solidaridad, justicia, paz y bien entre todos y para todos.
Y volvemos a oír y a entender más el Magníficat, el canto de María en el que canta que Dios no deja las cosas tal y como están de mal y que toma partido y apuesta por los más pequeños, desfavorecidos, marginados, arrinconados, olvidados... y en el que se compromete a ponerse al servicio de este proyecto de amor donde éstos son los primeros y más importantes para Dios.
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