Y mañana nos toca recordar a los seres queridos que nos han dejado y se han ido con Dios, de rezar por ellos y de agradecerles todo lo que de ellos recibimos cuando vivieron con nosotros.
Para nosotros, los cristianos, no es el "Día de los Muertos", como lo llaman y lo celebran algunos, sino el Día los Fieles Difuntos, de aquellos que ahora están con Dios, felices por siempre jamás y más vivitos que nunca, en ese eterno abrazo con Dios que ya empezó desde siempre.
La hermana Muerte, que está caminando con nosotros desde que nacemos, no nos cae muy simpática y nos trae mucho dolor y sufrimiento, además de muchas dudas, preguntas y algún que otro miedo. Pero los cristianos nos fiamos de Jesús resucitado que en el pasaje del Evangelio de mañana nos dice que no temblemos ni tengamos miedo y que nos promete llevarnos al Padre, enseñándonos el camino que es Él mismito.
Quien vive feliz amando y haciendo felices a los demás no teme a la muerte.
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