Y empezamos el año celebrando la fiesta de Santa María como Madre de Dios y Madre nuestra.
Una madre que va guardando todo en su corazón y lo va haciendo vida en cada granito de tiempo que le tocó vivir: Siendo fiel a la Palabra de Dios, identificándose con los pequeños y sencillos, siguiendo a Jesús, estando presente en la Iglesia naciente y, sobre todo, siendo Madre del Salvador...
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