Hoy ha llegado para quedarse con nosotros un ratito, tres meses, esta estación del año que borda el paisaje de tonos dorados y ocres y nos suaviza la vida...
Bienvenido seas de nuevo, "Hermano Otoño". Otra vez estás con nosotros. Te recibimos con los brazos abiertos porque deseamos un poquito de fresco y de tranquilidad en nuestras vidas, después del inquieto y caluroso verano. Te recibimos con los brazos abiertos porque sabemos ver en ti una estación amable e igual de divertida que las otras, que nos hablas de la Creación de Dios de otra manera, con otros colores, con otras posibilidades...
Todos los años nos das tu mano y te apuntas a venir al Cole con nosotros, nos ayudas a empezar el curso de manera lenta y pausada, pero con ganas, con un baile de hojas y colores cálidos que nos alfombra los caminos, los del paisaje y los de la vida.
No eres el final de lo bueno, eres el comienzo de muchas cosas nuevas y buenas, pero con otro estilo, igual de importante y de necesario.
Vienes y te quedas para hacer que la naturaleza siga su ritmo y su proceso.
Y también a nosotros nos vas a ayudar a crecer y a madurar como personas que quieren ser buenas siendo felices y haciendo felices a los demás, que quieren ser buenas haciendo mucho bien a los que lo necesitan, que quieren que este mundo sea un hogar de verdad para todos... con la ayuda de Jesús, amor perenne de hojas eternas.
Vístenos de hojas y haznos bailar la danza de la Creación para regalar a todos el amor que Dios nos regala.
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