El pasaje del Evangelio de mañana nos lanza una pregunta y nos pide que nos lancemos con una respuesta, pero con una respuesta que salga del corazón.
Aprender y saber todo lo posible de Jesús, de su persona, de su mensaje, de su vida... está muy bien. Ésa es una de las razones por las que estamos en clase de Reli. Pero eso lo puede averiguar y saber también cualquier persona que no sea creyente. Y hay hasta quien quiere ir más allá de lo posible y descubrir su huella dactilar en cualquier sitio de los que vivió.
Lo verdaderamente importante es "saber" qué importancia tiene Él para nosotros, para nuestra vida y para la vida de los demás y del mundo. Y eso lo vamos descubriendo cuando vamos descubriendo y sabiendo quiénes somos nosotros, y luego en la relación personal que tenemos con Él, en cómo tratamos de seguir sus pasos, sus huellas, en cómo hacemos nuestra su enseñanza, en la fe que le tenemos...
Este "saber" quién es Jesús no consiste sólo en saber mucho de Él y sacar por ello buenas notas en Reli. Significa, sobre todo, tratar de vivir su estilo de vida: su manera de pensar, de sentir, de actuar, estando en común unión con Dios y con el prójimo. Es tratar de hacer vida el Evangelio, o hacer de nuestra vida, un Evangelio, una “Buena noticia”. Y por eso habrá muchísimas respuestas, tantas como cristianos hay en el mundo.
La fe en Él y el amor a Dios y a los demás, demostrado en nuestra persona y en nuestra vida, serán las señales que nos digan si la respuesta está, como en el juego, en "Frío-frío" o en "Caliente-caliente".
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