El pasaje del Evangelio de mañana, de dentro de un ratito, nos habla de cómo saber buscar un equilibrio entre servir a Dios en los demás y el poder tener tiempos y espacios para relacionarnos con Él y dejarnos abrazar por Él.
Y lo hace a través de dos hermanas, Marta y María, amigas de Jesús, que lo reciben y acogen en su casa de manera hospitalaria, pero cada una a su manera.
Las veces que somos "más Martas" hacemos y hacemos y hacemos... y nos perdemos en el hacer, pero sin disfrutar, agobiándonos y agobiando a otros. Hacemos y hacemos, pero no por amor y, desde luego, sin amor. Las veces que somos "más Marías" disfrutamos y nos embebemos tanto, que los agobios de los demás no nos llegan.
Una cosa es ocuparse de las cosas y otra es agobiarse con ellas y que nos alejen de Dios y de los demás, aunque esas cosas sean las de Dios y las de los demás.
Y el equilibrio está en poner a Dios en nuestras ocupaciones y en el servicio a los demás, estando abiertos a su amor y en permanente relación con Él, y estando abiertos a los demás, haciendo lo que tengamos que hacer con amor y por amor.
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