Hoy se celebra el Día de San Cayetano.
Él dedicó su vida a ayudar a la gente que lo estaba pasando mal en una época y una sociedad muy difíciles, igual que ahora, que hay muchas familias sin trabajo y con muchas dificultades para conseguir el alimento y lo necesario para vivir con dignidad y justicia.
"Pasó su vida haciendo el bien", dicen sus biógrafos: Combatió la pobreza, la injusticia y la corrupción; fundó un banco para los pobres; levantó hospitales para enfermos incurables y ayudó a restablecer la paz entre Roma y Venecia, y luego entre España y Nápoles. Su lema fue: "Nada para sí, todo para el prójimo".
Era un santo muy solidario y hoy es un santo muy popular y querido que aparece en muchas obras de arte y hasta algunos se lo tatúan en su cuerpo.
Pero lo verdaderamente importante de celebrar esta fiesta es sentirnos invitados a ir al encuentro de los más necesitados, nunca de lejos, sino encontrándonos con la persona a la que ayudamos, y nunca solos, sino con Jesús, y hoy con San Cayetano, para que la misericordia de Dios inunde nuestra Tierra.
Esto último se lo tomo prestado de nuestro Papa Francisco, para quien San Cayetano es un santo muy querido y al que se le tiene mucha devoción en Argentina, su país de origen. En el Santuario San Cayetano de Liniers se produce una peregrinación multitudinaria con largas colas cada 7 de agosto, en la que él ha participado cuando aún no era Papa.