"Por primera vez, el sorteo de la Lotería de Navidad se ha anunciado con un corto de animación, una historia humana sobre el vigilante nocturno de una fábrica de maniquíes, Justino, y su mala suerte al no apuntarse en la lista para comprar los décimos de este año, pero que tendrá final feliz, una vez más.
Con el lema "El mayor premio es compartirlo", la campaña vuelve a incidir en los valores "universales" de generosidad y compañerismo.
El protagonista nunca coincide con los trabajadores de los otros turnos, así que solo interactúa con las figuras humanas de los maniquíes, que le sirven también para comunicarse con los otros empleados, siempre con mensajes emotivos.
Por eso, sus compañeros tampoco se olvidarán de él cuando llegue el momento de encargar la Lotería de Navidad...
"Una historia preciosa que refleja el valor humano de compartir, incluso cuando estamos solos".
La lotería "siempre toca", no solo por los premios, sino por su aportación a los Presupuestos del Estado o la colaboración con proyectos sociales.
Justino es guardia de seguridad en una fábrica de maniquíes. Al trabajar en el turno de noche nunca coincide con sus colegas de trabajo, pero irónicamente pasa sus noches rodeado de figuras humanas. Su soledad y sus ganas de compartir le llevan primero a interactuar con los propios maniquíes, y más tarde a comunicarse a través de ellos con sus compañeros del turno de mañana. En su afán por hacer cosas por los demás, Justino se llegará a olvidar de sí mismo pero el destino querrá que sus compañeros no se olviden de él."
Así se habla de este anuncio en multitud de medios de comunicación. Pero nosotros vemos mucho más allá. Cuando ya se ha pasado un poco el bullicio del día de ayer, podríamos volver a ver el vídeo y reflexionar sobre los valores del Evangelio que podemos extraer de él.
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