El pasaje del Evangelio de hoy nos habla de un Jesús que quiere ser modelo de la gran misericordia de Dios; un Dios que ama y perdona siempre, que siempre cree que podemos cambiar a mejor y que nunca se cansa de darnos oportunidades.
Nosotros somos muy dados a juzgar a las primeras de cambio y a condenar rápidamente a los demás, y hasta a nosotros mismos, mientras que Dios siempre nos está dando la oportunidad de cambiar, de levantarnos y de recibir su misericordia.
Exploremos los caminos del amor, del perdón, de la misericordia... No tiremos piedras ni demos a nadie por perdido, ni siquiera a nosotros mismos.
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