El pasaje del Evangelio de hoy nos invita a agarrarnos a Jesús y lo hace con el ejemplo de una mujer tozuda que hace que Jesús la atienda.
Ella se agarra a Jesús como nos agarramos a un flotador los que no sabemos nadar, ni en el mar ni en la vida. Y lo hace para y por amor a otra persona.
Jesús es el salvavidas para todos, no para unos pocos. Y la mujer cananea, y cualquiera de nosotros, consiguen grandes dosis de ternura y de amor cuando nos agarramos a Él, y no migajas.
Sintámonos invitados a ser tozudos en cuestiones de rogar por los demás y de ir por el mundo repartiendo miguitas de ternura y de amor.
Sintámonos invitados a ser tozudos en cuestiones de rogar por los demás y de ir por el mundo repartiendo miguitas de ternura y de amor.
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