Queridos alumnos y visitantes de este reli-blog:
Los que me conocen ya un poquito saben que soy una forofa de los nombres de las personas y que, sobre todo a los que son mis alumnos, les intento despertar el interés para que buceen en el nombre o los nombres con el que fueron nominados por sus padres, las motivaciones para que se decidieran por ése y no por otros, en sus posibles significados, y que investiguen sobre su origen y sobre personajes famosos que también lo hayan llevado a lo largo de la historia o lo lleven actualmente... Todo eso mojadito con un poco de Biblia y de Tradición cristiana, donde el tema de los nombres ocupa un papel importante. A partir de ahí, quiero lograr que les guste, que lo amen y que se sientan interpelados por ese nombre que les nombra para descubrir posibilidades de cosas buenas en su vida y en la vida de los que le rodean.
Y ayer celebramos una fiesta un poquito, o un mucho, desapercibida dentro del lío "navideño", la fiesta del Nombre de Jesús, un Nombre de cuyo significado hizo gala toda su vida: Dios salva. Y, con esto, no es que sobren las palabras, pero sí podemos ponernos en otra onda, en la onda de intentar descubrir lo que eso nos quiere decir a cada uno de nosotros.
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