domingo, 24 de mayo de 2020

RELI-DÍA DE CANARIAS 2020 (LOS HACHITOS DE ICOD DE LOS VINOS)

Hola de nuevo.
 
Esta nueva entrada para la celebración del Día de Canarias 2020 responde a la propuesta que se nos hace desde mi centro de La Cueva del Viento, en Icod. Desde allí se nos propone trabajar y elaborar una tradición representativa del barrio, los Hachitos, atendiendo a su vez a la invitación de la Concejalía de Educación del Ayuntamiento de este municipio de trabajar y elaborar una tradición.

Los Hachos o Hachitos de Icod de los Vinos (Tenerife), cuyo origen se sitúa en la época guanche, en la actualidad son pequeñas antorchas, también grandes estandartes o candelabros de distintos tamaños (según los cargadores), que se decoran con ramas, flores, cintas, grano, fruta..., y que, en uno de sus extremos, llevan uno o varios cacharros donde se penden paños mojados en petróleo.
Se fabrican de madera y pueden tener diferentes formas (Corazón, pirámide, cruz, círculo...) y su estructura se sujeta con una traviesa para facilitar el que se cargue al hombro.
Los guanches usaban estos hachos o antorchas, confeccionadas con madera de tea, para alumbrarse por la noche y también las encendían para festejar el solsticio de verano, que es el día con más horas de sol del año.
Se celebra en varios barrios y lugares de Icod el 23 de junio, y uno de ellos es en El Amparo, siendo la tradición más antigua.
Los vecinos cuentan que antaño sus “Hachitos” eran manojos de tea encendidos.
Al caer la noche, se encienden las hogueras y comienza el desfile desde La Vega hasta El Amparo, acompañándose con la música del tajaraste que se mezcla con la alegría del vecindario. También se elaboran Hachitos que se sitúan en las lomas simulando dibujos, mientras otros se lanzan montaña abajo representando el descenso de la lava.
 

Y, desde la clase de Reli, que siempre trabajamos el Día de Canarias con las Cruces de Mayo, nos unimos a ello.

Pero, ¿cómo? Justifico el tema con un texto muy bonito, escrito por un sacerdote y escritor que me gusta mucho, José Luis Martín Descalzo:

"Hace ya muchos años, tuve la ocasión y la suerte de presenciar en Jerusalén la celebración de la Pascua de los ortodoxos. Como ustedes saben, la Iglesia ortodoxa y toda la oriental han conservado con más apasionamiento que nosotros el gozo de la celebración de la Resurrección del Señor que es el centro de su fe y de su liturgia. Y ésta tiene muy especial relieve en Jerusalén, en la basílica que conserva precisamente el lugar de la tumba de Jesús y, por tanto, el de su resurrección.

Durante la noche anterior, e incluso antes del atardecer, ya está abarrotada la basílica de creyentes que esperan ansiosos la hora de esa resurrección. Allí oran unos, duermen otros, esperan todos. Y poco después del alba, el patriarca ortodoxo de Jerusalén penetra en el pequeño edículo que encierra el sepulcro de Jesús. Se cierran sus puertas y allí permanece largo rato en oración, mientras crece la ansiedad y la espera de los fieles.

Al fin, hacia las seis de la mañana, se abre uno de los ventanucos de la capillita del sepulcro y por él aparece el brazo del patriarca con una antorcha encendida. En esta antorcha encienden los diáconos las suyas y van distribuyendo el fuego entre los fieles que, pasándoselo de unos a otros, van encendiendo todas las antorchas. Sale entonces el patriarca del sepulcro y grita:¡Cristo ha resucitado! Y toda la comunidad responde: ¡Aleluya!

Y en ese momento se produce la gran desbandada: los fieles se lanzan hacia las puertas, hacia las calles de la ciudad con sus antorchas encendidas y las atraviesan gritando: ¡Cristo ha resucitado, aleluya! Y quienes no pudieron ir a la ceremonia encienden a su vez sus antorchas y como un río de fuego se pierden por toda la ciudad.

Me impresionó la ceremonia por su belleza. Pero aún más por su simbolismo. Eso deberíamos hacer los cristianos todos los días de Pascua y todos los días del año, porque en el corazón del creyente siempre es Pascua: dejar arder las antorchas de nuestras almas y salir por el mundo gritando el más gozoso de todos los anuncios: que Cristo ha resucitado y que, como Él, todos nosotros resucitaremos."

Este texto está cogido de:

Por eso, veo justificada la posibilidad de celebrar el Día de Canarias elaborando y decorando nuestras cruces con lo mismo que decoramos los Hachitos y con una llama, convirtiendo nuestra cruz en una antorcha, en un reli-hachito que nos hable de la luz y de la alegría, de la fiesta y de la vida, muy propio todo ello de las Cruces de Mayo.

Además, el alumnado de Infantil se sorprende mucho cuando le decimos que vamos a encender fuego en clase. Por ejemplo, en la corona de adviento o en el cirio pascual. No se lo creen y cuando ven que lo hacemos con rotuladores en las fichas y que les digo que tengan cuidado con él porque se pueden quemar, se divierten mucho, riéndose de la profe y jugando a tocarlo en el papel y retirando rápidamente el dedo, hasta varias veces, como si fuera de verdad, pero sabiendo y haciéndome reconocer que es de mentirita, que no es de verdad y que no quema. Al final, concluimos que con el fuego de verdad no se juega.

Así que veo esta actividad como una ocasión lúdica, propicia para hacerles entender el significado del fuego como representación de la luz de Jesús.

Les propongo dibujar y/o realizar una cruz con un molde, en una folio o con cartón, y pintarla y/o decorarla como si fuera un hachito, con cintas, flores... y con una llama de fuego en la parte superior.
 

Esta imagen está cogida de:
 
En las fichas que les envío al alumnado de este centro les propongo distintos modelos como base para su creación. Según me vayan entregando, veré la posibilidad de ir colgando sus creaciones en este blog.
Espero que se disfruten realizando esta actividad.

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