Otra vez hoy el Evangelio vuelve a regalarnos tres parábolas para explicarnos el valor tan grande que supone para las personas y el mundo el reinado de Dios.
En el Padrenuestro le pedimos que venga su reino de amor a nuestro corazón y al mundo, pero también nosotros tenemos que ponernos manos a la obra para que ese tesoro escondido salga a la luz y seamos capaces de darlo todo por él.
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