Toda la Buena Noticia de Jesús es una invitación a ser felices, a un banquete de felicidad, como el banquete de una boda al que todos, toditos, estamos invitados. ¡¡Y con barra libre de amor!! Así nos lo dice la parábola que nos trae el evangelio de hoy.
Hay quien pasa de esa invitación y hay quienes la aceptan. Y cuando creemos que la hemos aceptado, hay momentos que pasamos de ella y hay veces que nos metemos a fondo en ella.
Lo del vestido no es que Dios nos quiera de etiqueta o con ropa de marca. Ni mucho menos. Se refiere a nuestra forma de comportarnos con Él y con los demás, con nosotros mismos y con el mundo.
Una manera de ir bien vestidos es que los invitados a esa felicidad fuéramos al mismo tiempo invitadores, personas que invitáramos a esa fiesta que Dios quiere para todos.
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