Hoy se celebra una fiesta de María bajo la advocación del Carmen.
Carmen significa “Jardín de Dios” en hebreo y “Canto” en latín. María debe este nombre al Monte Carmelo, una cadena montañosa, situada en Tierra Santa, al borde del Mar Mediterráneo, y mencionada en el Cantar de los Cantares como el lugar de reunión, predicación y oración del profeta Elías y su discípulo, Eliseo, con el pueblo elegido.
Según la Biblia, cuando el profeta Elías, “defensor de Dios” frente a los numerosos dioses vecinos, vivía con un grupo de ermitaños en el Monte Carmelo, en el siglo IX antes de Jesús, vio cómo “una nubecilla” que salía del mar se convertía en un gran temporal que puso fin a la sequía que padecía Israel. Entendió entonces que Dios había escuchado sus plegarias e interpretó aquel milagroso hecho como el símbolo de la aparición de una doncella aún no nacida, es decir, una Stella Maris (=Estrella del Mar), que guiaría nuestros pasos “por las aguas difíciles del mundo”, igual que los de los antiguos marineros que leían las estrellas para definir su rumbo en el océano, y que resultaría ser la Madre del Mesías.
Por eso, bajo esta advocación, María es considerada patrona de los pescadores y de los marineros. Y también patrona de todos los que navegamos por el mar de la vida.
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