Hoy es un domingo en rosa, un domingo de alegría porque el cuarto domingo de Cuaresma es el domingo de Laetare («¡Alégrate!»).
En medio del tiempo cuaresmal de conversión, de cambio, la Iglesia nos propone que miremos hacia delante y nos llenemos los ojos y el corazón con la esperanza y la alegría de la Pascua que ya adivinamos, que ya está cerca.
Y el pasaje del Evangelio de hoy va de alegrías. Se trata de la parábola del Hijo pródigo que es, en realidad, la parábola del Padre bueno porque nos habla de la tremenda misericordia de Dios para con todos nosotros.
Esta parábola nos habla de que Dios siempre está ahí para que podamos volver a Él siempre, y nos invita a que nos alegremos por el regreso a Dios de los demás.
Nos habla de que todos estamos retratados en el comportamiento, en las actitudes y en los sentimientos de los dos hermanos, y de que todos estamos invitados a ser misericordiosos como el Padre que abraza, perdona y acoge siempre.
Nos invita a no dar por perdidas las posibilidades de arrepentimiento, de regreso, de perdón, de reconciliación, de abrazos... y a tener siempre abiertas las puertas del hogar en nuestro corazón.
En medio del tiempo cuaresmal de conversión, de cambio, la Iglesia nos propone que miremos hacia delante y nos llenemos los ojos y el corazón con la esperanza y la alegría de la Pascua que ya adivinamos, que ya está cerca.
Y el pasaje del Evangelio de hoy va de alegrías. Se trata de la parábola del Hijo pródigo que es, en realidad, la parábola del Padre bueno porque nos habla de la tremenda misericordia de Dios para con todos nosotros.
Esta parábola nos habla de que Dios siempre está ahí para que podamos volver a Él siempre, y nos invita a que nos alegremos por el regreso a Dios de los demás.
Nos habla de que todos estamos retratados en el comportamiento, en las actitudes y en los sentimientos de los dos hermanos, y de que todos estamos invitados a ser misericordiosos como el Padre que abraza, perdona y acoge siempre.
Nos invita a no dar por perdidas las posibilidades de arrepentimiento, de regreso, de perdón, de reconciliación, de abrazos... y a tener siempre abiertas las puertas del hogar en nuestro corazón.
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