El pasaje del Evangelio de mañana nos habla de ser servidores del Reino y de estar felices por poder serlo.
Fano y Fernando Cordero nos presentan y nos definen como "camareros de la alegría del compartir, de portar (=llevar) en la bandeja del banquete compartido las cosas de cada día: la convivencia familiar, los cumples, el trabajo, el deporte, la celebración eclesial…" Y sigue diciendo que nuestra misión es "darle color a lo cotidiano, haciendo lo que hemos de hacer, satisfechos de desgastar energía e ilusiones por los demás." Y añade que esa es "la mejor manera de crecer."
Nos dibujan y nos definen como "los portadores de la toalla del Amor, la de Aquel que se agachó y se puso a servir los pies. Esa toalla es tan importante. Que no se nos olvide lo que significa. Que lo hagamos vida."
Y nos invitan a que "cada uno tendrá que ver cómo está su bandeja, qué le falta aún por colocar. ¡Sirvamos, amigos! ¡Sirvamos con alegría! Porque lo nuestro… es servir."
Para eso a Jesús debemos decirle muchas veces: ¡Danos más y más fe!, porque muchas veces no creemos mucho en Él ni nos creemos mucho eso de que somos y estamos para servir.
Y pasa que se nos olvida escuchar, perdonar, sonreír, compartir, hacer las paces, amar, ayudar sin esperar nada a cambio, luchar contra las injusticias...
Si tuviéramos más fe no sólo los árboles caminarían hasta el mar.
Correríamos nosotros para estar allí donde se nos necesita y ayudar, no como este millonario que se gastó una pasta por trasladar un árbol de una de sus propiedades a otra.
Correríamos nosotros para estar allí donde se nos necesita y ayudar, no como este millonario que se gastó una pasta por trasladar un árbol de una de sus propiedades a otra.
¿Se llevó el árbol de un sitio a otro?
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