El origen de la palabra Halloween proviene de una deformación lingüística de la frase "All Hollows Eve" (=Víspera del día de todos los Santos) que celebraba universalmente la fiesta de todos los Santos.
Haciendo un juego de palabras en inglés, los cristianos nos estamos animando a recuperar ese verdadero sentido y a cambiar la fiesta de Halloween, del 31 de octubre, por la fiesta de “Holywins” (=“La santidad gana”), a fin de dar nuestra visión de la muerte desde un enfoque más positivo, más optimista y más esperanzado, en la vigilia (=Día anterior a una fiesta) de la fiesta de Todos los Santos (1 de noviembre) y de los Difuntos (2 de noviembre).
Los cristianos no celebramos la muerte, sino la Vida con mayúscula, Vida de la buena, a tope y PARA SIEMPRE DE LOS SIEMPRES.
Y los santos saben mucho de eso.
La luz de una estrella llega a nosotros después de varios años luz, cuando la estrella ya está muerta. Los santos son también como estrellas que fueron campeones de ser buenas personas y amigas de Jesús y que, aunque hayan muerto hace mucho tiempo, siguen y seguirán iluminando por siempre nuestra vida, y nos enseñan y ayudan a encender la luz del bien en nuestros corazones y en el corazón del mundo que tanto lo necesitan.
Con este objetivo, se invita a los niños y jóvenes cristianos a disfrazarse de algo bueno, bonito y/o alegre o de alguien bueno y se sugiere decorar las casas con motivos divertidos y cambiar "Dulces o chuches por gracias".