El pasaje del Evangelio de hoy nos habla de una doble invitación: a ser "pescadores de hombres", no con cebos que engañen sino con amor que quiere ayudar; y a dejarnos "pescar" por Jesús en sus redes de amor.
Si el resultado final, tanto en nosotros como en los demás y en el mundo, es éste, estaremos yendo por buen camino.
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