El pasaje del Evangelio de hoy nos habla de cómo para amar y seguir a Jesús, muchas veces tenemos que escoger un camino difícil, entrar por una puerta estrecha por la cual no podemos pasar si vamos cargados con nuestros egoísmos y nuestras avaricias.
La puerta se ensancha, se hace más grande y se abre de par en par si llevamos con nosotros amor, misericordia, ternura, compasión... y estaremos al otro lado sin darnos cuenta, al lado de lo que Dios quiere para todos y cada uno.
Lo importante no es la medida de la puerta, sino la medida de amor... Y saber que Jesús es la Puerta ayuda mucho.
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