sábado, 30 de julio de 2016

JESÚS NOS INVITA A SER RICOS DE DIOS

En el pasaje del Evangelio de mañana Jesús nos invita a ser ricos, pero no de dinero ni de cosas materiales, sino de de Dios y de sus cosas, las cosas de su Reino: la ternura, el amor, las sonrisas, el perdón, la misericordia, la solidaridad, el buen humor, la justicia... Y siempre compartiendo, ayudando, siendo generosos, dando y dándonos.


Y nos dice que con el dinero y las riquezas hay que tener muchísimo cuidado. Nos pueden robar el corazón, atarnos de pies y manos, crearnos falsas seguridades... Y, a través de una parábola, nos pone de ejemplo a un hombre que había dedicado toda su vida a conseguir y almacenar riquezas para él solito... y va y se murió. Es la parábola del rico insensato, tonto.



Nuestra riqueza no está en el tener, sino en el ser. Y ser ante Dios y con Dios, para los demás, para el mundo y para nosotros mismos, ya es "el no va más", pero que sí que va porque se traduce en un infinito de riquezas que no se pueden contar. Y más si somos en comunidad.

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