Estamos ya en el Segundo Domingo de Adviento, en el que vemos a Juan Bautista, primo de Jesús, preparándole el terreno.
Juan nos invita a que le preparemos el camino a Jesús para que pueda llegar a nuestro corazón.
Nos pide, y lo hace con mucha fuerza, que cambiemos, que quitemos lo malo de nuestro corazón, que hablemos más con Dios, que compartamos, que busquemos y que hagamos posible la justicia allí donde se necesite. Eso nos viene muy bien a todos y encendemos la segunda vela de la corona de nuestra espera.
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