sábado, 4 de abril de 2020

EL VIACRUCIS (EXPLICACIÓN)

Cuando entramos en una iglesia o en cualquier otro tipo de templo, nos encontramos en sus paredes una serie de escenas ordenadas con números romanos, como si fueran las viñetas de un cómic, muy triste por cierto. También las podemos encontrar al aire libre, en el camino que conduce a alguna ermita o convento, esculpidas en piedras. Y no es raro que muchos desconozcan hoy qué significan esas imágenes o esas inscripciones en números romanos. Pues son las estaciones del Viacrucis.

Viacrucis es una palabra que viene del latín y que significa "Camino de la cruz". VIA (=Camino) y CRUCIS (=De la cruz). La forma más correcta de escribir esta palabra es "Viacrucis", pero también nos la podemos encontrar como "Vía Crucis".

 
Esta imagen está tomada de: http://www.aggancio.it/2018/03/via-crucis-3/

El Viacrucis, también llamado "Estaciones de la cruz" o "Vía dolorosa", es un camino de oración dividido en catorce etapas, paradas o estaciones, en cada una de las cuales se conmemora un episodio de la pasión de Cristo.
 
Es una oración que se hace caminando y que consiste en ir recorriendo y meditando unos cuadros, o unas estatuas, o unas sencillas cruces de madera, que nos cuentan todo lo mal que lo pasó Jesús en sus últimos días, en sus últimas horas, hasta su muerte en la cruz.
 
A veces se le suma una más, la decimoquinta, y que es la Resurrección del Señor, para recordarnos que el sufrimiento y la muerte no tienen la última palabra, que la Vida siempre gana y que la fiesta de Pascua siempre está a la vuelta de la esquina.
 
El viacrucis lo hacemos, además de para agradecerle su amor y su entrega, para pedirle que nos enseñe a amar a los demás como Él lo hizo y lo sigue haciendo, dándonos cuenta de que, cuando veamos a una persona pasándolo mal, debemos intentar acompañarla, consolarla, ayudarla en la medida de nuestras posibilidades, pedirle a Dios por ella...
 
El dolor, el sufrimiento, la muerte... son hechos que nos acompañan durante algún momento de la vida. A veces somos nosotros los que lo sufrimos, otras veces son otros y otras veces somos nosotros mismos los que los provocamos, adrede o sin darnos cuenta. Rezar el Viacrucis es también un consuelo para nosotros, porque Jesús nos acompaña, y también una toma de conciencia de que no debemos provocar sufrimiento, ni dolor, ni muerte.
 
La mayoría de las veces, como ya dije antes, se realiza en el interior de las iglesias, pero también en el exterior. Y casi siempre van numeradas con números romanos.

 


 

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